martes, 30 de noviembre de 2010

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El Desierto de Atacama, en Chile, es considerado el más árido del planeta pero, a pesar de ello, sorprende año tras año con un sector florido.
Un fenómeno que se desarrolla entre septiembre y noviembre cuando las lluvias aumentan y les dan el líquido necesario a las semillas y bulbos diseminados en el terreno.
Así, comienzan a germinar con la llegada de la primavera en la siguiente zona: desde el norte de la ciudad de Vallenar, hasta el norte de la ciudad de Copiapó.

De este modo, la combinación de lluvias y las semillas esperando por el agua hacen que el desierto, seco, árido y monocromático, se convierta en un espectáculo de color y gran variedad de flores de diferentes formas.
Un espectáculo en el que se combinan más de 200 especies, la mayoría de ellas de carácter endémico.
Sin dudas, algo para disfrutar en medio de un contexto en el que no se lo espera. Aunque, claro, ello tiene sus riesgos debido a la gran cantidad de público que se acerca a apreciar esa maravilla. Y es por ello que el Gobierno chileno se encuentra tomando medidas para que no se destruya esa belleza y que todos puedan disfrutarla pero, siempre, con la consigna de cuidarla.

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